En estos días en los que tenemos varias inversiones por las que podemos apostar en un intento de ganar dinero sin tanto esfuerzo, probablemente hayas oído hablar de la ley que determina gran parte de los resultados que podemos obtener. Hablamos de la Ley de oferta y demanda.
En términos generales, la Ley de Oferta y Demanda es un principio económico que indica que el precio de un activo es fijo cuando la cantidad de oferta y la cantidad de demanda están en un punto de equilibrio.
En otras palabras, la Ley de Oferta y Demanda establece la relación entre el oferta de un producto o servicio en el mercado, y la demanda que los consumidores tienen de ella, siendo ideal, por llamarlo de alguna manera, que se encuentren en ese punto de equilibrio.
Pagando por un producto
Es precisamente allí donde se define cuánto están dispuestos a pagar los consumidores por ese producto, y las empresas que lo producen marcan la ganancia que obtendrán con cada venta, una vez que hayan restado los costos de esa producción en serie.
Por tanto, la Ley de Oferta y Demanda está constituida por dos leyes internas, precisamente las de oferta y demanda, que manifiestan sus propias curvas de crecimiento y disminución, que puede seguir un ritmo similar u opuesto. Todo depende de las circunstancias.
Sin embargo, hay un tema importante a tener en cuenta y es que esta ley seguirá vigente mientras se mantenga adherida al principio “ceteris paribus”, que indica que no se debe modificar el precio porque, de lo contrario, todo ese pase estará íntimamente relacionado con el fenómeno de la inflación, y entonces no se podrán sacar conclusiones válidas.
Entre estas conclusiones tenemos que, siempre que haya un aumento de la demanda o una disminución de la oferta, deberíamos ser testigos de una subida de precios.
Un claro ejemplo de esto que mencionamos es cuando faltan componentes para el fabricación de ciertos productos, y dada la menor oferta de estos en el mercado, su valor crece para complementar el costo de fabricación y, por qué no, aprovechando que el consumidor estará dispuesto a gastar mucho más dinero, consciente de lo difícil que es para conseguir ese bien o activo.
Por otro lado, cuando una determinada tecnología se pone de moda, se produce en serie, y luego disminuye la atracción del público, su oferta restante es generosa, y eso conlleva una bajada de precio.